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martes, 22 de mayo de 2012

EN DESVENTAJA



Ayer vi algo sobrecogedor: pasaba caminando por la embajada de EEUU, y vi, cerca de  la puerta, a una señora en un llanto inconsolable. Iba del brazo de un muchacho de veinte años aproximadamente. Él llevaba puesto un terno raído y un folder en la mano. Se notaba que eran de condición muy humilde. Era evidente que al muchacho le habían negado la visa.

El tema puede ser cotidiano, es más, todos los días debe haber estos casos, aquí y en muchos países. Pero la expresión de indignación y desesperanza de esta señora que me quedó mirando a los ojos por algunos segundos me hizo poner la piel de gallina. El muchacho trataba de consolarla y su rostro también reflejaba frustración. Sabrá Dios qué sacrificios habrían tenido que hacer para pagar la entrevista y juntar algún dinero para el soñado viaje, y con qué esperanza habrán hecho su cola en el banco y  llenado su formulario.

Caminé unos pasos más y entré al centro comercial El Polo (lugar que frecuento para tomar café), e influenciado por lo que había presenciado, empecé a prestar atención a todo lo que veía. Vi, por ejemplo, a un muchacho de unos veintidós años que vestía mameluco y llevaba un trapo húmedo en mano, abrirle la puerta a otro muchacho de similar edad que bajaba de un flamante BMW. El muchacho del auto ni siquiera se percató de su existencia. No había nadie allí. El chico lava-carros miraba estupefacto el auto, sus ojos brillaban, más parecía mirar a la chica de sus sueños.
Sólo atinó a pasar su trapito por un lado del guardafangos que estaba sucio… así, simplemente por estar ante un objeto de culto.

El dueño del auto nunca le respondió ni sí ni no, ante su ofrecimiento de lavarle el auto  (que presumo que lo hubiera hecho hasta gratis). El auto era hermoso, llamaba la atención, y era obvio que al lava-carros le gustaban los fierros. Concluí que quizás a propósito habría escogió ese oficio, ya que era la única posibilidad que le dejaba la vida  -dada su condición-  de estar cerca de autos modernos.

Si bien, soy consciente que todo esto es cotidiano, me hice muchos cuestionamientos: comprendí y compadecí a las madres, debe dar mucha impotencia saber que un hijo es menospreciado y humillado. A los hombres nos ha sido negada por la naturaleza la posibilidad de ser madres, pero intenté ponerme lo más aproximadamente posible en esa situación; y pensé que debe producir mucha impotencia, dolor e indignación… la marginación, el rechazo o el menosprecio hacia un hijo y no poder hacer nada al respecto.

Todo esto me hizo recordar también al consejo que hace poco me diera una amiga, sobre la no ostentación ante los que tienen menos que nosotros y  en cuanto al cuidado que debemos tener de no herir a la gente que está en inferioridad de condiciones. No cuesta nada mirar a los ojos y tratar por su nombre a la gente que nos sirve: sea  al mesero, al cuida-carros, al conserje de la oficina, a quien nos limpia la casa, etc. Desde aquella vez, al menos trato de fijarme en detalles que antes no.

Es poco lo que puedo hacer. No voy a cambiar el orden de las cosas en el mundo. Pero por lo menos, como dijo Camus, intentaré no hacer nada para agravarlas.

MAURICIO ROZAS VALZ

4 comentarios:

  1. Eso siento cuando llego a casa y veo a Rodrigo, niño q acompaña a sus padres a reciclar, porq deben recoger basura con las manos? porq deben pedir limosna?, porq la sra. q me ayuda ne casa no puede ayudar a su hijo con sus estudios y tengo q hacerlo yo? porq ella sola debe sacar adelante a sus tres hijos? porq mi hija quiere un polo q esta 120 soles cuando con eso una familia de 5 come durante una semana? porq gasto 540 soles en criar tres gatos y 1 perro? q hice para estar en esto? ayudo pero parece q nunca dejare de hacerlo porq hay mas? porq Alan pudo criar a sus 4 hijos en las mejores universidades y no termino su carrera de derecho y fue presidente de la republica con un sueldo inferior a muchos empresariso q se sacan el ancho por el pais y sus trabajadores? q con las justas pudieron con la universidad nacional? quizas sea porq ignoro su poder mental y observo demasiado y la vida se vive como viene, piña si no tienes...

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  2. Muy bueno, suelo ser muy crítico, pero hoy nada más que agregar.

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  3. Una de las cosas mas dolorosas es la impotencia ante tanta desigualdad. al que Dios se lo dió, San Pedro se lo bendiga pero, sería lindo que al menos la tranquilidad les llegara a todos. si uno pudiera...si uno pudiera.

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  4. Que penita lo que cuentas, pero en verdad esa es una parte infinitesimal de todas las injusticias que hay en el mundo...

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