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miércoles, 18 de julio de 2012

SUEÑOS FEBRILES



Si nos ponemos optimistas, veremos que hasta a la fiebre se le puede sacar provecho. Es bajo estados febriles intensos que nuestra imaginación se excita y, en base al estado anímico por el que pasemos, podemos ver películas alucinantes proyectadas en el ecran tridimensional de nuestra mente. No hay que tenerles miedo. Suelen ser terroríficas y asfixiantes, pero también eso se puede disfrutar.

Las alucinaciones y las pesadillas, al igual que algunas novelas y las películas sórdidas, nos dejan el placer de despertar a una realidad no tan atroz si comparamos ambos escenarios; es más, nuestra realidad puede parecernos hasta maravillosa. Cosa muy distinta a los sueños, en los que algunos de nuestros más anhelados deseos se cumplen en escenarios celestiales e imposibles de encontrar sobre la tierra. Sueños en los que aparecen personajes  a los que conocemos y queremos con amor unilateral y triste… y de pronto los vemos transformados en encantadores fantasmas que nos cobijan y arropan con ternura y  mágica complicidad, y que resulta quimérica en la árida realidad a la que despertamos… frustrados, tristes y desencantados; maldiciendo el hecho de haber despertado y anhelando volver a dormir para que aquellos sueños continúen y no despertar jamás.



MAURICIO ROZAS VALZ




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