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viernes, 30 de marzo de 2012

SEMANA SANTA


Esta fiesta religiosa, que hace muchos años que no celebro en el sentido estrictamente cristiano, trae siempre a mi mente una sensación singular. Nostalgias que se remontan a la infancia con divertidos y largos paseos, de ilusionadas búsquedas de huevos de chocolate en casa de los abuelos, de platillos y postres típicos que hacían nuestras delicias, de caminatas nocturnas, manzanas acarameladas, ponches y dianas, olor a pólvora de fuegos artificiales y el abrigo de mamá.

Luego la pubertad, con campamentos playeros, de atoradas con cigarrillos negros y besos robados sobre la arena tibia a la luz de la luna con el sonido del mar, de la indescriptible emoción de los primeros ‘SÍs’ y el dolor inenarrable de los primeros ‘NOs’. De sinceras e ingenuas promesas de amor eterno y de volvernos a ver el próximo verano que nunca se cumplieron.

Luego la adolescencia, quizás la más bonita (en mi modesta opinión), de viajes cortos a lugares cercanos, de acuerdos clandestinos con claras coordenadas para cruzar al campamento vecino o encontrarnos en alguna esquina del pueblo, donde los besos ya no eran suficientes y jugábamos a ser adultos conservando aun un poco de inocencia algo más cautelosa, y el sentimiento de culpa y la vergüenza hacían sus primeras y nefastas apariciones.

Y bueno pues, llegó también la adultez con sus propios encantos, con reservas aéreas, autos propios, casas alquiladas o cómodos hoteles, ya sin coordinar encuentros ni escondernos para dormir abrazados. Compras planificadas, gastos y más gastos.

Pero todas, en común, siempre nos anuncian el final del verano y nos demuestran que el amor siempre será el mismo, que sólo muda de rostro y que siempre estará allí para abrazarnos con los últimos rayos del sol del atardecer y la luz de la luna.

MAURICIO ROZAS VALZ

5 comentarios:

  1. Lo de los huevos de pascua no está en mis recuerdos de semana santa. Mientras era chica eran mas bien una especie de castigo, todo en silencio, nada de televisión, ni música y a estar callados...

    En la juventud los siempre bien recordados campamentos...esa es la etapa que siempre prefiero recordar.

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  2. Ahhhh... La Semana Santa... Cuando era pequeña, lo viví intensamente, pues mis padres, nos inculcaron la toma de conciencia con respecto a la Pasión y Muerte de Jesucristo. Nos contaban, que siendo Él un hombre justo, fué torturado y ejecutado sin culpa ninguna. Nos inculcaron, respeto a Su memoria y acerca de meditar sobre lo que la 'mayoría' hace, erradamente y muchas veces. Pero sobre todo, nos enseñaron, que Jesús, es ejemplo de nobleza, bondad, y servicio, que debemos imitar; y que la Semana Santa, es recordar su sacrificio por la humanidad (a los que creen en Él) y comportarnos en estas fechas, no como si fuera un funeral, pero sí con respeto y sin aspavientos. Tratar de ser mejores por dentro, y no pelear, ni gritar entre hermanos. Eran días de unión y reencuentro grato, entre los cinco. El pescado y las ensaladas, eran de cajón... En suma, Semana Santa en mi hogar, se encuentra dentro de mis recuerdos de una infancia feliz, claro que si. Saludos Mauri... Muy bonita tu remembranza... Silvia

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    1. Mis abuelos eran muy católicos, pasabamos los domingos de pascua en su casa. Bonitos recuerdos, Silvia
      Gracias.

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  3. ... "el amor siempre será el mismo y siempre estará allí para abrazarnos con los últimos rayos del sol del atardecer y la luz de la luna.
    Excelente Mauricio!! Felicidades :)

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