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martes, 4 de septiembre de 2012

VIEJO DE...






Cuan ofensiva e hiriente puede resultar la  palabra “VIEJO”, cuando se pronuncia a manera de insulto. Qué fácil nos resulta decir: VIEJO a una persona mayor cuando somos niños o adolescentes y vemos esa situación muy lejana, y no tomamos en cuenta lo rápido que pasa el tiempo.

Aún siendo jóvenes y estando relativamente lejos a la vejez, la primera vez que se refieren a nosotros con dicha palabra, sentimos un hierro caliente atravesándonos las entrañas… incluso si nos es dicha en tono de broma, sin mala intención... cariñosamente. Es en ese momento que deberíamos tomar consciencia de lo doloroso que debe resultar escucharla a alguien que realmente lo es y  ya no tiene referentes mayores con quien desquitarse diciéndole lo mismo.

Además ¡Qué absurdo! ¿Acaso no deseamos todos vivir lo más que se pueda? Independientemente de lo feliz o desdichada que sea nuestra vida, lo que menos deseamos es la muerte  (y el que diga que no teme a la muerte ¡Miente! Aun el suicida teme a la muerte).

Entonces, si tenemos la suerte de no morir jóvenes… necesariamente llegaremos a viejos y no nos gustara que nos lo recuerden a cada rato, y  menos a manera de insulto. Ya bastante tendremos con las limitaciones propias de la vejez y el  sabernos próximos al final.


MAURICIO ROZAS VALZ


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