Se
ha escrito kilómetros de papel sobre el inagotable y no menos complejo tema del
amor. Al respecto, luego de muchas horas de estudio, análisis y reflexiones;
llego a ciertas conclusiones que, espero, por mi propio bienestar, estar
totalmente equivocado. Como estudioso del tema, mi condición de académico me
conlleva por tradición a ser un total fiasco en la práctica de este mal llamado
“Arte del Amor”.
No
sé si afortunada o desafortunadamente, este humilde servidor, hasta el día de
hoy no ha podido prescindir de la influencia de la estética y lo que considera
de buen gusto, para que eso que llaman ‘amor’, desde el cobrador del bus hasta
el más prolífico de los poetas, pueda ser considerado tal, o si más bien, se
puede denigrar esa palabra hasta hacerle perder todo su sentido.
Me
pregunto: ¿qué tendrá que ver la historia de amor que protagonizaron Romeo y
Julieta en el clásico de Shakespeare, o el de Abelardo y Eloísa, o incluso el
de los tres entrañables amigos que perdieron la cabeza por la misma mujer en el
clásico de Ettore Scola “Nos habíamos amado tanto” , o el amor por Matilde que
sentía Neruda, o el de Dante por Beatriz… con el amor miserable que siente el
guachimán de la esquina por la hermana menor de la madre de sus hijos, a la que
incluso mataría a pedradas si se atreve a dejarlo, o el amor adúltero que
siente el ejecutivo avejentado y obeso por su joven compañera de trabajo con
novio pobre, a la que persuade con prebendas, y que seguramente debe consumarse
en grotescos y repugnantes coitos en hoteles clandestinos? ¿Qué grado de
indigencia espiritual puede llevar a un viejo ricachón a desheredar a sus
hijos, para entregarlo todo a una prostituta o a la mesera de un bar de la que
se enamoró perdidamente? ¿Puede llamarse amor, lo que llevó al chofer de la
kombi a matar con un cuchillo de cocina a su cobrador por piropear a su
‘jermita’ en tremenda borrachera?
Es
pertinente siempre preguntar, qué llevó a tal o cual conocido o conocida a ser
infiel con su novio(a) o esposo(a). Pero, cuando nos enteramos que fue con un
personaje amorfo y gris y sin marca, y visiblemente inferior al engañado(a) no
puede dejar de sorprendernos. Difícil juzgar si no se sabe los entretelones,
pero el estupor, el asco y la vergüenza ajena no nos los quita nadie. Y lo que
es aún peor; cuando ese estupor, asco y vergüenza ajena; se elevan a la enésima
potencia al ver al engañado(a) perdonar y pasar por alto semejante
infamia. Incluso hasta para la infidelidad existe la estética y la poesía. Ana
Karenina de Leon Tolstoi, o Sofía, la novia de Rímini en ‘El Pasado’ de Alan
Pauls son claros ejemplos.
Entendámonos,
no quiero ser malinterpretado, no es
moralismo puro; es un tema de estética, de buen gusto. ¿Qué tendrá que
ver el triángulo amoroso que protagonizaron Henry Miller con June (su esposa) y
Anais Nin y la relación lésbica de las dos últimas, con el asqueroso triángulo
entre Abencia Meza, Alicia Delgado y el arpista?
Lamentablemente
todos estos casos: los poéticos, mágicos y novelescos, al igual que los
grotescos, ramplones y obscenos, entran todos en el mismo saco, se llaman todo
amores. Es una lástima.
MAURICIO
ROZAS VALZ
Lamentablemente todos estos casos: los poéticos, mágicos y novelescos, al igual que los grotescos, ramplones y obscenos, entran todos en el mismo saco, se llaman todo amores. Es una lástima...
ResponderEliminarCopio literalmente el último párrafo. Eso revela el insoslayable contenido socio-cultural que envuelve a esa sublimación del instinto, a eso que " todavía" y entrecomillo todavía porque no hay garantía que en el futuro, si es que no ahora ( nuevas generaciones)vean y vivan de la misma forma lo que aún conocemos como amor...
Esa influencia del amor romántico resulta ineludible para algunas generaciones que nos anteceden y supervive aunque atenuada en los que hoy recién alcanzan la adultéz. ¿ Existió siempre? Por supuesto que no. Hay registros y evidencias históricas que así lo demuestran. Las uniones arregladas por intereses geo-políticos ( entre los grupos de poder) y hasta las pequeñas alianzas entre familias rurales han sido el común denominador...
Lo específico subyace a lo genérico... los intereses personales, ante los generales. La necesidad, el impulso vital por la supervivencia de la especie, hace necesario que los individuos en algún momento de su vida sucumban temerariamente a la demencia temporal de una obsesión amorosa, que los impulse a unirse en pareja y sostener a una nueva generación.
¿ Como entender sino, como viles negociantes y traficantes que medran a costa de sus socios y mal pagan a sus servidores y que no le perdonan un centavo a nadie, de pronto están dispuestos a ofrecer la mitad o parte más abultada aún de su patrimonio?
Es uno de los vínculos más intensos pero a su vez más precario... Cualquier hombre analítico, tiene que haberse preguntado después de algún tiempo de haber estado enamorado y al reencontrarse con el antiguo objeto de su deseo, pasando por la luz reveladora de un exámen objetivo tanto de su apariencia ý peor aún de su real valía personal: ¿ Cómo pude estar enamorado de esta persona?. No es posible que un vínculo tan aparentemente poderoso, se extinga totalmente si no hay de por medio una sobrevaloración alucinatoria y totalmente subjetiva del mismo...
Podemos distanciarnos de los amigos. Podemos distanciarnos de los familiares más cercanos y queridos... pero nunca podemos llegar al extremo de cuestionar la validéz de lo que sentimos por ellos, como sucede con el amor; que para sostenerse necesariamente tiene partir de una serie de " supuestos" o " condiciones" de imposible verificación.
En cuanto lo estético y que comparto plenamente, volvemos a la subjetividad de la sensibilidad artística, que hace que situaciones similares de pronto no se vean iguales o hasta que oscilen entre lo estético y lo grotesco... lo sublime y lo sórdido y canallesco. A los ejemplos citados sumo dos recientes del séptimo arte, porque partiendo que no hay nada de estético ni sublime y acaso sólo un recargado erotismo en medio de la sordidéz de una relación adulterina... la maestría de una dirección brillante,los personajes adecuados y creíbles, la fotografía y el marco musical, pueden llevarnos y de hecho lo llevo al terreno personal, a aplaudir y hasta coleccionar películas como " Lost in translation" o " Closer", como un aporte a las obras literarias y películas anteriormente mencionadas.
Saludos
Gustavo Rozas Valz.