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viernes, 2 de marzo de 2012

MARGINALES








Siempre sentí debilidad por los marginales, por los outsiders, por los no muy queridos (o nada queridos), por los que, en el colegio, nadie quería jugar con ellos porque eran antipáticos, melindrosos o callados; por los que nadie invitaba a las fiestas porque no eran muy bacanes ni muy guapos; por las chicas que nadie sacaba a bailar porque no eran muy bonitas o quizá muy pobres; o por el contrario, porque eran muy presumidas y odiosas… a mí me simpatizaban. 

También me simpatizó siempre el morenito despreciado en el grupo de blancos y la blanquita maltratada en el grupo de morenas… siempre. Me simpatizó siempre el deportista odiado por drogadicto y soberbio, la periodista que solía quedarse sin trabajo por no ser políticamente correcta ni sobona, el escritor al que nadie quería porque nunca le chupó las medias a nadie y dijo lo que pensaba. 

Me simpatizaron también, siempre, todos los políticos que nunca conocí, que nadie conoció y que nunca salieron en los medios porque nunca hicieron nada (y eso, en un político, es bastante). También me cayeron siempre bien las personas que fueron expulsadas de varios grupos de amigos porque se emborracharon y las embarraron, porque se atrevieron a decir alguna verdad que no era conveniente o no le hicieron la corte a ninguna ‘vaca sagrada’ y ahora deambulan los fines de semana solos por las noches sin saber qué hacer. 

Me cayeron siempre bien las mujeres que se atrevieron a hacer de su cuero correas y eso les valió ser tildadas de perras y ser por eso marginadas por sus propias congéneres y amigas, los que se atrevieron a declarar su amor a sabiendas que serían brutal y humillantemente rechazados. Me cayeron bien siempre, los que se atrevieron a ir un matrimonio sin terno y sin estar invitados, los que se atrevieron a mandar a la mierda a su jefe y ahora aplanan las calles con su curriculum en la mano, los que tuvieron el valor de dejar a la pareja que amaban porque no se sintieron queridos en igual proporción, y se atrevieron a estar solos una y otra vez hasta quedarse totalmente solos; los que no tienen facebook ni messenger ni twitter ni nada de eso porque no tienen a quien agregar y pueden revisar sus correos una vez a la semana para ver sus blogs. 

En conclusión: los apestados, los odiosos, los antipáticos, a los que pocos o nadie quiere mucho (o nada)… a mí me caen muy bien. Seguro porque son más valientes que yo. Por eso me caen bien. Siempre me cayeron bien.



MAURICIO ROZAS VALZ

3 comentarios:

  1. Ahhh... ahora entiendo porque te caigo bien y porque somos amigos, jo!!!

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  2. En mi prom habian varias personas como las q mencionas y sabes qué? ahora son más exitosas q muchas de las q se burlaban de ellas!

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  3. mmmm entiendo porque somos seguidores en el TL,bendiciones

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