“Toda
salida a la calle es una potencial aventura. Nunca podemos saber con quién nos
podríamos encontrar, ni qué sorpresas -agradables o desagradables- nos
podrían aguardar a la vuelta de la esquina… en una simple e inofensiva caminata
nocturna de un lunes por la noche motivada por un leve apetito”
Fue
lunes, sí, lo recuerdo bien. Serían aproximadamente las nueve de la noche, y
caminaba solitario por el parque de Miraflores con algo de apetito… cuando un
olor a butifarra caliente registrado en mi memoria desde épocas inmemoriales,
logró convencerme y decidí comprarme una, acompañada de una deliciosa chicha
morada. Hice mi respectiva cola, pagué mis siete soles, y busqué una banca
cómoda para disfrutar de mi apetecible cena.
Todo
iba muy bien, cada bocado de mi butifarra caliente era un deleite para mi
paladar. Masticaba despacio, con voluptuosidad, con amor, con ganas. Cada sorbo
de chicha morada fresca era también un placer muy aparte, despertaba otras
sensaciones, otros sentimientos, era una armonía perfecta entre la butifarra,
la chicha morada, mi boca y mi nariz. Nada haría presagiar que todo ese placer
sería abruptamente interrumpido por una anciana pidiéndome por favor que tome
sus servicios de adivina, que me cobraría muy barato, que por favor la ayude.
Yo
nunca he creído en esas cosas… nunca. Algunas veces, de puro mono, logré
acceder a que me leyeran la mano, las cartas, la coca o la taza de café, pero
sin dar ningún crédito a lo que pudieran decirme. Pero esta vieja sí que era
insistente, manipuladora, perversa. Me pidió que le diera mi voluntad. Me dijo
que tenía cara de bueno y ella nunca se equivocaba. Logró convencerme de echar
sus cartas para ver mi futuro por sólo diez soles. La sesión fue más o menos
así:
A ver, joven buen
mozo, ¿qué quiere que le lea primero, salud, dinero o amor? Y bueno, le dije
dinero. ¿Dinero? Está bien joven, muy
ambicioso es usted, el dinero no debería ser lo más importante, hay otras
cosas. ¿Y usted por qué hace todo esto? ¿No es por dinero? - le comenté. Sí joven, no se moleste. Bueno, aquí vamos… y
me hizo partir el mazo en tres y escoger un grupo. Bueno, bueno, qué tenemos por aquí… ahhh… ¡ya! ¡Lo tengo! Nunca confíes
en nadie, trabaja calladito, todo es sonrisa y sonrisa de la gente, no creas
nada a nadie y vas a ser millonario. ¿Millonario? - le pregunté… ¡sí! ¡Millonario! Bueno, está bien,
ahora pasemos al amor: ya, ya… amor,
vuelva a partir el mazo jovencito… uhmmm… a ver… a ver… ¡pucha! Ya sé lo que
le pasa jovencito… ¿qué me pasa señora? A ver… dígame. Lo que pasa es que usted no se los hace a
sus novias por atrás, tiene usted que hacérselo por atrás… siempre, ahí sí que
se enamorarán perdidamente de usted… nunca lo van a olvidar, se volverán locas
por usted… ¡créame!... ¿me habla usted en serio, señora? ¡No me tome el pelo
por calvo que sea! - no se enoje,
jovencito, yo se lo digo por su bien, hágame caso. Bueno, bueno, termine
usted, ya le partí el mazo para el turno de salud. Ya jovencito, es usted muy renegón, por eso es que se enferma… a ver, a
ver… ahhh… ¡ya! Claro pues, usted a veces retiene líquido y se aguanta de ir al
baño… eso está mal jovencito, tiene usted que tomar mucha agua y orinaaaaar…
orinaaaaar… tampoco se aguante lo otro, nunca, apenas tenga las ganas… vaya
corriendo y cague, cague todo lo que pueda, nunca se aguante. Ya
entendí señora, ¡basta! Está bien. Pero
no se enoje jovencito… ya le dije, es usted muy renegón, por eso se enferma…
ah… y falta algo… ¿Qué? ¿Hay más? - sí jovencito, tiene usted también que resumirse, resumirse mucho, todos los
días, resumirse y resumirse… ¿Qué es resumirse, señora? - le pregunté
finalmente… hacerse la paja pues
jovencito… no se haga… hacerse la paja, eso tampoco se aguante.
Finalmente,
la vieja tomó sus cartas y se marchó. Me incorporé y tomé rumbo a mi casa.
Mientras caminaba confundido y fastidiado, pensaba en qué mala hora accedí a
escuchar a esa vieja maldita que me timó con diez soles e interrumpió mi
deliciosa cena. Sólo para decirme que sodomizara a todas las mujeres, que mease
como un perro, que cagase como un pato y que me masturbase como un mandril en
cautiverio.
MAURICIO
ROZAS VALZ
Y donde esta Casandra?
ResponderEliminarJAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA me has hecho reir horrores mi querido Mau....ya vez....
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