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viernes, 18 de enero de 2013

MUDANZA










                                                                 Tranquilo hermano… yo disfruto el dolor
                                                                 (Princess Stone)         
       
                                                               
En pocos días estaré entregando la llave de esta casa. Fueron largos  años que habité en ella. Felizmente no tengo la sensación que se pasaron volando, así, sin darme apenas cuenta. Felizmente no fue así.

Sí que disfrute mucho de cada uno de sus atardeceres de verano viendo la puesta del sol desde mi ventana; ese triste sol rojo que parecía pedir auxilio mientras el mar lo devoraba en lontananza al medio del puente de los suicidas. También disfruté del alegre y esperanzador sol amarillo de los amaneceres desde la cocina, muy temprano, mientras bebía café y fumaba el primer cigarrillo de la mañana. Disfruté también largos inviernos en los que sólo se veía niebla por todas las ventanas y el húmedo frío calaba mis huesos. También disfruté mucho de la compañía de mis eventuales huéspedes, del sosiego incomparable del regazo de mamá, de las interminables tertulias cuando llegaba mi hermano; los primos, tíos y amigos que compartieron semanas; mis leales y cariñosas amantes que nunca me abandonaron y perdonaron mi ingratitud sin exigir que las ame. Disfruté también las fiestas que en ella se organizaron, mis sucesivos cumpleaños o cualquier otro motivo con mis amigos y amigas que muy cariñosos y atentos siempre lo fueron conmigo.

También hubieron tristezas, despedidas para siempre, largas noches de vigilia, de pesadillas despierto. Tristes tardes de domingo abrazando algún recuerdo. Angustiosos despertares con sollozos asfixiantes… SÍ,  todo eso también fue cierto… y también lo disfruté. 



MAURICIO ROZAS VALZ

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