Tranquilo
hermano… yo disfruto el dolor
(Princess Stone)
En pocos días estaré
entregando la llave de esta casa. Fueron largos años que habité en ella. Felizmente no tengo
la sensación que se pasaron volando, así, sin darme apenas cuenta. Felizmente
no fue así.
Sí que disfrute mucho de cada
uno de sus atardeceres de verano viendo la puesta del sol desde mi ventana; ese
triste sol rojo que parecía pedir auxilio mientras el mar lo devoraba en
lontananza al medio del puente de los suicidas. También disfruté del alegre y
esperanzador sol amarillo de los amaneceres desde la cocina, muy temprano,
mientras bebía café y fumaba el primer cigarrillo de la mañana. Disfruté
también largos inviernos en los que sólo se veía niebla por todas las ventanas
y el húmedo frío calaba mis huesos. También disfruté mucho de la compañía de
mis eventuales huéspedes, del sosiego incomparable del regazo de mamá, de las
interminables tertulias cuando llegaba mi hermano; los primos, tíos y amigos
que compartieron semanas; mis leales y cariñosas amantes que nunca me
abandonaron y perdonaron mi ingratitud sin exigir que las ame. Disfruté también
las fiestas que en ella se organizaron, mis sucesivos cumpleaños o cualquier
otro motivo con mis amigos y amigas que muy cariñosos y atentos siempre lo
fueron conmigo.
También hubieron tristezas,
despedidas para siempre, largas noches de vigilia, de pesadillas despierto.
Tristes tardes de domingo abrazando algún recuerdo. Angustiosos despertares con
sollozos asfixiantes… SÍ, todo eso
también fue cierto… y también lo disfruté.
MAURICIO ROZAS VALZ
No hay comentarios:
Publicar un comentario