¡Cuánto
masoquismo hay en una borrachera!
La
mirada se nubla, se pierde el equilibrio
La
lengua duplica su peso, la conciencia nos abandona
Y
con ella la discreción y la prudencia
El gusto se atrofia y el olfato se agudiza
Al punto que podemos oler el celo de la hembra
Como cualquier mamífero (y como tales nos
comportamos)
Las
penas en vez de ahogarse “engordan y crecen”
Supuran
las heridas que creíamos cicatrizadas
Y
la memoria se excita recordándonos viejas deudas
(Tanto
por pagar como por cobrar que ya creíamos saldadas)
Ahí
no acaba la cosa
El
sueño es pesado y despertamos aturdidos y angustiados
La
memoria nos entrega un informe confuso de lo sucedido
Y
todos nuestros fantasmas nos visitan en hordas
El
hígado, el estómago y la cabeza
Presentan
sus justificadas quejas por tanto maltrato y desconsideración,
Y
los fantasmas no se mueven,
Creemos
haberlos ahuyentado al conciliar el sueño... pero no,
En
sueños su presencia se torna más real y agresiva
Despertamos
sudorosos y todo es silencio
Sólo
se oye una gotera a lo lejos que no podremos ubicar
Luego
de todo esto,
Juramos
por todos los santos no volverlo a hacer
En
vano... claro está.
MAURICIO
ROZAS VALZ
Felizmente esos "resacones", en mi caso puedo contarlos con los dedos de una mano... que sino, si hubiera cumplido la fácil promesa de no volverlo a hacer. Es que resultan simplemente invivibles...
ResponderEliminarGUSTAVO ROZAS VALZ.
Mau! jejeje que bien describes todo el proceso de la resaca y el antes de, se mira a kilometros tu experiencia en esto jajaja .. naa solo bromeo, no tengo mucho que aportar sobre el tema ehh? jajaja pues que te puedo decir sino solamente .. que rico es el tequila!! Saludos Mau y a tu hermano Gus :) y salud! :)
ResponderEliminarCalittha.