Aún no puedo quitar su mirada de mi mente.
Nunca antes la había visto por el barrio. Era de raza negra, de unos sesenta
años aproximadamente, contextura delgada y pelo corto y escaso con huellas de
mechones arrancados o caídos por alguna enfermedad que dejaban ver su cuero
cabelludo por zonas.
Llevaba unos aretes pequeños y un anillo grueso, la cubría un abrigo
de cuero negro largo y raído. Bajo el abrigo se podía ver sus piernas
amoratadas y desnudas y un pantalón corto. Se le veía muy sucia y emanaba un
olor desagradable sin llegar a ser nauseabundo.
Caminaba mirando al piso agarrándose la cabeza, llegaba a la esquina y
regresaba. Traté cobardemente de que no
me perturbe, entré a mi casa y me puse a hacer mis rutinas. Pasó como una hora
y me asomé a la ventana y aún estaba allí, pero esta vez estaba de cuclillas. Bajé
a ver qué pasaba. Gritaba de dolor. Lloraba como una niña. Reclamaba a su
madre. Gritaba ¡Mamàaaa! Desgarradoramente. Le pregunté si tenía hambre y si quería
que llamara a alguien para que venga en su auxilio, sólo movía la cabeza
negativamente. La gente pasaba, miraba y seguía su camino. Sólo una vecina le sacó
una manta y me acompañaba en todo ese trance. Llamé al serenazgo que nunca llegó,
luego a los bomberos, quienes llegaron inmediatamente, la atendieron y se la
llevaron en una ambulancia.
Luego que los bomberos partieran, me senté un momento en la vereda a
beber una gaseosa y a pensar… mi mala costumbre de pensar que no hay
coincidencias, que todo tiene un sentido. Me preguntaba si esta pobre mujer
alguna vez fue esperada por una ilusionada madre, si alguna vez fue protegida y
mimada por un orgulloso padre, si más de alguna vez fue la musa inspiradora de
mas de un adolescente enamorado, y si también, alguna vez, habría sido la amada
y reclamada madre de algún vulnerable niño.
Pensaba, preocupado y triste, en qué desafortunado minuto habría
cambiado su destino para siempre, en qué clase de desgracia o suceso habría
llevado a esta pobre mujer a esa situación de total abandono, a la desposesión
total y a los glaciares de la indiferencia del mundo.
MAURICIO ROZAS VALZ
Trágica realidad. Cada persona un mundo. Un mundo completamente desconocido para cada uno. No somos lo que vemos. Somos lo que no vemos. Muchos un duro cascarón.Importante valorar el hoy, con su aquí y ahora.
ResponderEliminarY esto sucedió... trágico, como bien dices.
Eliminar"El infortunio, el aislamiento, el abandono y la pobreza son campos de batalla que tienen sus héroes." - Victor Hugo.
ResponderEliminarGrande Victor Hugo.
EliminarTriste y cruda realidad .. me hiciste pensar en mil cosas con este escrito, a veces no valoramos las cosas qe nos rodean, los detalles de la vida, la vida misma. La familia es lo más valioso qe tenemos y gracias a Dios la mía es maravillosa y la amo demasiado. Pensé en como a veces vivimos sin pensar en el dolor ajeno, sin importarnos el resto de la gente, cuando debería ser lo contrarío .. y bueno nada solo quisiera tener la capacidad de poder amar y de ayudar a quien lo necesite. Mau como siempre, tus letras me encantan :) saludos y te dejo un abrazo.
ResponderEliminarCalittha.
Muy duro, Calittha. Cuán cierto es todo lo que dices. Discúlpame por no responder siempre de inmediato. Valoro todo lo que siempre comentas.
EliminarOtro abrazo para ti.
Esto Mauricio: "Me preguntaba si esta pobre mujer alguna vez fue esperada por una ilusionada madre, si alguna vez fue protegida y mimada por un orgulloso padre, si más de alguna vez fue la musa inspiradora de mas de un adolescente enamorado, y si también, alguna vez, habría sido la amada y reclamada madre de algún vulnerable niño"... Me hace pensar que esa mujer nunca tuvo ninguna de esas bendiciones mencionadas por tí, en primer lugar el ser cobijada por el amor de sus padres, pues yo nunca tuve esa fortuna, no recuerdo un Te Quiero de boca de mis padres, ni un cálido abrazo en mi tan accidentada infancia...
ResponderEliminarGracias al cielo, encontré al hombre que me ha hecho sentir más que una musa =), con el cual tengo al mayor de mis tesoros, mi hija <3, a quien entrego mi amor tanto despierta como dormida, para que nunca sienta el vacío del amor más puro que sólo una madre es capaz de dar, la amé desde que recibí ese grandioso "positivo" y ya van casi 5 años embriagándome de sus sonrisas, ella ocupa todo mi ser...
Por ello, me atrevo a decir que esa pobre mujer no tuvo ninguna de esas 4 bendiciones, que debería ser un derecho para todos, al menos el contar con el amor de los padres...
Anny
Quién sabe, Anny... he visto gente que conocí muy plena de cariño y comodidad en la infancia, que de pronto su camino tomó rumbos llenos de desgracia y se ahogaron en una vorágine que los llevó a la total desposesión afectiva y material.
EliminarGracias como siempre.
Sólo Dios lo sabe, o quizás es producto de cada piedra que usamos para construir nuestro destino, como bien dijo Einstein, "Somos arquitectos de nuestro propio destino" ...
ResponderEliminarY como decimos en Venezuela "Nadie sabe las goteras que caen, sino quien las recoge"
Toca agradecer a diario a Dios el simple hecho de ver otro amanecer, lo demás es ganancia =)...
Feliz noche ;)
Anny