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sábado, 29 de diciembre de 2012

FRAGILIDAD






Cuán frágiles pueden ser las relaciones humanas, es muy delgado el hilo que nos une. Cuán fácilmente se va todo al diablo. Cuántos amigos y cuántas parejas pasan por nuestra vida y comparten cortos y largos caminos con nosotros. De pronto todo queda reducido en minutos a una página más de nuestra inédita biografía.


Tan sólo un chisme, un malentendido o una frase mal articulada, pueden desembocar en el rompimiento definitivo de una relación que parecía muy sólida. El hastío, el desgaste del día a día, hasta un simple timbre de voz puede llegar a hartarnos. ¿Cómo dos personas que alguna vez se amaron hasta la desesperación, hoy pueden odiarse tanto? (Y lo que es peor… ni siquiera recordarse con claridad). ¿Qué es eso que conjura para que una tarde de un día, quizá sin saberlo, sea la última tarde que compartimos con aquel amigo del que nos despedimos diciendo: “hablamos mañana”? ¿Qué poder interviene en aquellas noches, en que una larga relación llega a su final irreversiblemente? ¿Cómo es que nuestra agenda cambia la mayor parte de nombres cada vez que la renovamos en enero? ¿Cómo es que desechamos cientos de nombres, números telefónicos y direcciones periódicamente? ¿Cómo es que nos engañamos creyéndonos muy sensibles y olvidamos rostros, voces y olores como quien olvida llaves? ¿Cómo es que sólo lloramos a mares la muerte de quien tenemos cerca, y ya no tanto cuando media tiempo y distancia, al margen del grado de vinculación?  


Cuán equivocados estamos cuando nos creemos inolvidables para tales o cuales personas… cuyos rostros empezamos a imaginar borrosos. Qué frío penoso sentimos al saludar a personas que alguna vez quisimos y no veíamos por mucho tiempo; qué extraña sensación de no saber qué decir; qué vacío nos invade al descubrir que ya no hay nada que compartir.  Qué vergüenza nos da decir: ‘no te pierdas’ ‘llama pues’ a sabiendas de su falsedad.


(Después de todo… qué bendición que así sea. Pensándolo bien, qué infernales serían nuestras vidas si no supiéramos olvidar).


MAURICIO ROZAS VALZ

8 comentarios:

  1. No sé si serían infernales nuestras vidas, lo que si tengo claro es que vivimos el tiempo de la liquidez, todo se liquida a cambio de lo que se cree es el mejor postor y nadie lo es.(En realidad no lo somos)

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    1. Sí, liquidez, Baumann lo grafica muy bien en 'Amor Líquido'
      Gracias Sandra.

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  2. A veces creemos que los sentimientos son eternos, ya sean de amor o fraternidad, pero el tiempo nos demuestra todo lo contrario. Mauricio, muy cierta la última frase que dijiste "Qué infernales serían nuestras vidas si no supiéramos olvidar"

    Gloria Murillo

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  3. Hay personas en nuestras vidas que por mucho tiempo que pase, permanecen intactas en nuestra memoria, incluso en nuestros sueños. Quizás esas personas lograron tocar nuestras almas, y eso hace que siempre estén retumbando en nuestros pensamientos... El vínculo que existe a pesar del tiempo y la distancia, es inquebrantable, allí no cabe la fragilidad... Tenemos el poder de mantener vivos los recuerdos más gratos de nuestras vidas y desechar los que nos han traído dolor.

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  4. No sé por qué me parece reconocer esa redacción. Gracias por comentar.

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  5. Es extraño pero es imposible que puedas reconocerla, pues no la he tomado de ningún lugar, te sigo en el twitter pero tú a mi no, así que en tal caso, no me has leído... Al leer lo que plasmas en esta ocasión, se me vinieron a la mente esas personas que a pesar de los años y la distancia que nos separa, se mantienen intactos en mi memoria. Gracias a Dios! porque es gratificante poder contar con esos hermosos recuerdos...

    Éxitos.

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  6. Y bueno, te empezaré a seguir. Gracias otra vez.

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