Extraña y particularmente oscura noche... ver
las luces intermitentes de los aviones que llegan e imaginar que en uno de
ellos ella llega.
O imaginar que soy yo quien está en uno de
esos aviones que despegan, viajando al encuentro de ella, que aún no sabe que
existo...
Que no termine el apagón... que se quede todo
así. Al menos por esta noche...
La oscuridad combinada con la bulla de la
ciudad había resultado mágica. Todo se ve como ajeno... (bueno, en efecto lo
es).
Bocinas, luces de automóviles, la ciudad a oscuras,
luces de aviones que llegan y se van... lejanas luces del puerto y de algunos
barcos...
He bajado la llave general de casa para no
darme cuenta cuando vuelva la luz...
Un vino rosso helado es buena compañía
mientras imagino que ella toma un taxi desde el aeropuerto y toma rumbo a mi
casa...
Parece que a mis tinieblas les queda poco
tiempo, nadie más las disfruta y la indiferencia las terminará encendiendo.
Relajante e inspiradora y motivadora y
ensoñadora y poética y romántica... la oscuridad tiene esas cosas...
Y bueno, no llegó en ninguno de esos aviones
ni yo partí en los que despegaban ni ella tomó aquel taxi rumbo a mi
encuentro...
Será hasta el próximo apagón
MAURICIO ROZAS VALZ
En la curiosidad de la lectura y en el preguntarme cual será el tema esta vez, siempre termino sorprendida por el imaginario y la agilidad de la pluma. (Aparte, que siempre es bonito soñar)
ResponderEliminarSiempre son reconfortantes tus comentarios, Sandra querida.
EliminarEres un soñador Mauricio y qué lindo escribes!!
ResponderEliminarGloria Murillo
Gracias querida Gloria. compañera antitaurina.
Eliminar