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jueves, 16 de febrero de 2012

NO SE TIENE QUE SER TAN BUENO

He recibido no pocas quejas, airados reclamos y hasta insultos de algunas personas que se han sentido aludidas por mis viscerales comentarios acerca de las corridas de toros y demás formas de maltrato animal. Al respecto, aclaro que no pienso disculparme con nadie. No obstante, aclaro también que los comentarios no son personalizados ni indirectas a nadie en particular. Posiblemente entre mis propios amigos o conocidos haya quien todavía no ha reflexionado mucho sobre el tema, y todavía no se percata ni cae en la cuenta de la magnitud del dolor físico que sufren estos animales.

Siendo los toros mamíferos superiores, tienen un sistema nervioso tan desarrollado como el de un perro, un gato o un ser humano. Es decir, para que entiendan mejor de qué les hablo, pregunto: ¿Han visto alguna vez la punta de una banderilla o de la lanza de la pica? La punta de una banderilla es parecida a la de un anzuelo filudo, el cual, al atravesar la piel del lomo del animal y caer por gravedad a un costado, queda enganchada a la piel jalando de ella cada que el animal se mueve. Pues de estas puntas le clavan SEIS. Luego, la lanza de la pica tiene al final un enorme clavo de construcción, el cual se presiona sobre el lomo del animal lo más profundo que se pueda. Mientras más centímetros y capas de piel se atraviese y más dolor al pobre toro se produzca… mejor. Todo esto sin contar las torturas previas a que se somete al pobre animal para ‘bajarle los humos’ y como si no fuera suficiente, luego de eso viene la ‘estocada’, y si el matarife no está inspirado y con mala puntería… su cuerpo es atravesado varias veces con una espada hasta que en una de esas al fin muera. Aún así, su agonía se prolonga hasta el llamado ‘puntillazo’.

Les hago otra pregunta: ¿alguna vez han tenido una mascota? ¿Alguna vez han querido a un perro, a un gato o a un conejo? ¿Han imaginado alguna vez que alguien le clava lanzas en el lomo a su perro o a su gato? ¿Han imaginado a sus mascotas quejándose desgarradoramente de dolor, y encima a cientos de imbéciles aplaudiendo como si fuera una gracia? ¿Qué les hace pensar que un toro es ‘diferente’? Y por último, si su corazón no ha tenido la fortuna de experimentar la maravillosa experiencia de establecer un sólido vínculo afectivo con animal… ¿Han imaginado a sus hijos o a sus padres en cuatro patas y a un hijo de puta clavándole unas lanzas en la espalda? Hagan este ejercicio mental. Se los dejo de tarea.

Finalmente, antes de que me salgan con el argumento sofista de que: ‘bien que disfrutas de tu bife’ pues les aclaro que ese argumento no resiste análisis. El ser humano es un animal carnívoro, y el salto evolutivo de nuestros antepasados se da justo desde el momento en que se empezó a comer carne. Inicialmente se salía a cazar para sobrevivir, pero según fuimos evolucionando se crearon las civilizaciones y las ciudades, y por ello se tuvo que crear toda una industria de crianza de animales para su posterior sacrificio y consumo; esto qué tendrá que ver con que se torture y se someta a un pobre animal a dolores indescriptibles matándolo lentamente para que un grupo de idiotas aplaudan y encima sonrían como si fuera algo bonito y gracioso… no pues.

Aquí no se trata de hacerse el muy buenito ni el muy sensible… tampoco pues, con tener dos dedos de frente para tratar de ponerse en el lugar del que sufre y algo piedad en el corazón es suficiente.

MAURICIO ROZAS VALZ

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