Muchas veces, nos quedamos
atónitos y estupefactos ante una verdad recién revelada, cosa que suele ser muy
dolorosa y a veces devastadora. Pues debemos aprender de ello para evitarnos disgustos en
el futuro, ya que a medida que pasan los años, nuestra capacidad para asimilar
desengaños disminuye sustancialmente.
Pensaba, no sé, puedo
equivocarme, que una inteligente manera de ver el mundo -y a las personas que queremos en mayor o
menor grado- debiera ser más realista,
menos ilusa, y nunca esperar mucho de nadie. Tomar conciencia de las
limitaciones afectivas humanas, empezando por las nuestras. Entender de una
buena vez lo subjetivo de lo ético y moral; y jamás pensar que el otro
reaccionará como reaccionaríamos nosotros en similar situación. Tomar también
consciencia de lo líquidos y efímeros que son los afectos humanos y lo
fácilmente prescindibles que podemos ser.
Una manera -quizás más sabia- de vivir los intercambios de afecto podría ser:
disfrutar a las personas en tanto las tenemos cerca en éste momento, evitar
pensar ingenuamente que siempre estarán y no amargarnos pensando en el final
que llegará de todas maneras.
Todo esto puede resultar muy
pesimista y negativo de primera intención, pero si lo vemos de un ángulo más
realista, podría ahorrarnos muchos desengaños futuros, que es también una forma genuina de ir tras la frustrante –pero
irrenunciable- búsqueda de la –siempre
esquiva- felicidad.
(Y bueno… palabras van,
reflexiones vienen… pero nada de esto está en nuestras manos… ¡Nada!)
MAURICIO ROZAS VALZ
No te falta razón, pues generalmente nos aferramos a las personas pensando que la amistad o el amor son para siempre, soñando despiertos con cuentos de hadas y cuando llega el fin de la relación la decepción nos desploma... Pienso al igual que tú que debemos vivir el aquí y el ahora a plenitud, y embriagarnos de los mejores momentos manteniendo nuestras respectivas reservas.
ResponderEliminarMuchas personas pasan por nuestras vidas, sólo pocas dejan huella...
Gracias por tan asertivo material.
Anny
Difícil llevarlo a la práctica, sobre todo los que somos apasionados. Gracias por el comentario, Anny.
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